Armario Casas
- Enrique Barro
- 20 jun
- 3 Min. de lectura

No me jodas nen, que este tío no para y parece que lo han vuelto a hacer; contratar a Mario Casas para interpretar el papel principal de una película.
Yo lo veo así:
-Vamos a fichar al Mario Casas para la próxima peli.
-¿Ar Mario?.
-Si, armario.
Y así fue, como la canción de Juan Gabriel.
A ver, sinceramente, he consumido tanto cine com el testículo de una burra, pero qué quieres que te diga, no hay que ser muy cinéfilo ni un adelantado en esto del séptimo arte para entender que Mario Casas es a la interpretación lo que sería una especie Jesús Gil negro a la natación olímpica. ¡Que no, que no vale, pardiez!
Pero, ¿por qué sucede esto?
Ni lo sé ni me importa. Supongo que así ha funcionado siempre el mundo de la farándula en este país. Adulando al más churrero, y luego a su hermano, y luego a su primo, ¿y luego?, pues al este, al otro y al aquel, si total, una vez te haces un hueco en el estercolero nacional ya luego cobijas a cualquiera bajo esta enorme chapa de la mediocridad.
Qué más da, si yo a lo que he venido aquí, a picar estas líneas, es a aportar, cuidao, y es que ahora que veo que Mario Casas protagoniza una película titulada “Molt lluny”, no creo que trate el tema de que nuestro amigo Mario se encuentra muy lejos de interpretar nada en condiciones.
En el cartel que anuncia el film, hay una reseña de la Ser que se aventura a decir que Mario firma su mejor papel, como si eso valiese para algo. ¿A qué se refieren, a un puto cero sobre diez? Todo el mundo sabe que eso es más inútil que un triste cartel de VENDIDO. Este burdo intento de querer convencernos de que por lo menos esta mierda huele bien o es menos mierda es dar por supuesto que aquí somos todos gilipollas. Pero bueno, es divertido, a mi, personalmente, me entretiene mucho, qué quieres que te diga, chico. Y es ahí. Ahí es donde entra mi estúpida propuesta para tratar de brindarle ya lo que sería el papelazo de su vida donde podría lucirse por fin; alguien, algún héroe, que le pidiese que realizara el papel de un humilde armario empotrao en una película cuya sinopsis sería algo así como una casa abandonada en un lugar muy lejano en el que hay un mueble muy pesado que tiene la ilusión de convertirse en un tipo desganao que a su vez tiene que zurrarse horas de gimnasio y proteínas para que la industria cinematográfica más pueril siga contando con sus servicios y poder seguir engañando a toda una generación de fans y gente de corazón simple al fin y al cabo. Los Javis estos, por ejemplo, los gurús del ahora te vas a comer esto, ¿por qué no?. Nah, ahí no entra el armario.
En fin, para ir aligerando, que se nos enfría la sopa y no quiero convertir esto en una horrible mezcolanza, me gustaría añadir que en mi vida no he consumido ni dos segundos de nada en donde pueda salir nuestro amigo el mueble, lo cual no significa que uno se encuentre aquí opinando a la virulé, ojo, ¿es eso estrictamente necesario?, no siempre. A ver, si tú vas por la calle y te encuentras con una mierda en la acera, ¿la tocas con los dedos?, ¿te la llevas a la boca para cerciorarte de que eso es realmente una mierda como aquel famoso sketch de Benny Hill…?
¡Pues ya está, mon frere!
Y lo mismo pasa en otros campos, eh, stay tuned, ¿a cuánto mendrugo veremos en Sant Jordi firmando libros de dudoso contenido y calidad solo porque el que ha perpetrado semejante atentado está más forrado de seguidores que un pobre idiota como tú?.
¡No hay más preguntas señoría!
Hasta aquí mi humilde crítica de pseudo cine de hoy.
Bon Nadal a tothom!
Y por favor, armario, vuelve a beber.
Este artículo es parte de The Posttraumatic VOL.9 "USA INVADE EEUU".
Comments