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El Manolo Abstracto Socialmente Necesario
“Castizo deriva de casta, así como casta del adjetivo casto, puro.” Arrancaba así Unamuno su carrera de escritor en 1895, tras haberse interrogado sobre una presunta esencia eterna de la hispanidad. Ahí se habla de estilo, de lengua, de raza, de Isabel y Fernando o del ser de Castilla, tanto monta monta tanto, porque no habló de una de las vértebras principales de columna que constituye a la nación, a saber, eso que los sociólogos e historiadores llaman «espacios de sociabilización informal»; en suma: los bares. Al final, tanto Unamuno como Menéndez Pelayo eran bibliófagos, y como buenos académicos, se negaron a entender que no es precisamente leyendo como se entiende la gente; y que lo que hace que un Pueblo constituya una unidad cívico-política no es ni su historia ni su lengua, menos aun los cientos de nombres que desfilaban en la Bibliotheca Hispana de Nicolás Antonio. Por el contrario, y como dijo Numa-Denis Fustel de Coulanges: “Ce qui est actuel et vivant, ce sont les volontés, les idées, les intérêts, les affections.” (traducimos?sin borrar la frase en frances ”Lo actual y vivo son las voluntades, las ideas, los intereses, los afectos”.) Si la nación es un plebiscito cotidiano, entonces está claro que lo que hace que España siga siendo España es aquello que genera alegría y devoción a nuestros ciudadanos, lo cual les motiva a seguir siendo una comunidad. Por ende, lo que mantiene a España unida es el Bar, y de manera vicaria todo lo que suceda en su interior.
En los albores de la historia de los Imperios nos encontramos a los Acadios (2340 a.C. - 2190 a.C), que precedieron a los suméridas. Estos fueron, que sepamos, los artífices de la invención de la taberna y todo lo que no puede faltar en ella: cerveza y juegos de mesa. El Bar es el eslabón intermedio entre la familia y el clan, y por lo tanto es un factor destacado e imprescindible de la historia. Al final, ¿qué es la historia sino la continua evolución de los pueblos, en los cuales estos parten de lo simple y avanzan hacia lo complejo? Desde la estructura y constitución más primitiva, la familia, al Estado; de los clanes a los Imperios; desde la religión doméstica de los griegos hasta el culto al Real Madrid pasando por la antigua religión universal, etc. Un estudio del desarrollo social no puede prescindir, en rigor, de los Bares, porque son estos el auténtico «cemento de lo social», aquello que genera una segunda consanguineidad mediante la contaminación etílica de la sangre.
Resulta igualmente llamativo que en aquellas sociedades en las cuales el patriarcado sigue sosteniendo el predominio del varón sobre la mujer, los bares son frecuentados exclusivamente por hombres, y estas son marginadas y obligadas a permanecer en el interior del hogar, hallando sus espacios de socialización en las grietas mismas del edificio social. Así, la mujer ha de proveer a la familia de alimento, y consigue satisfacer su necesidad de cháchara en el mercado. A la mujer se le tiene permitido la higiene y el acceso a la belleza, y esta desarrolla su sociabilidad, e incluso su erotismo lésbico en peluquerías y saunas (en el caso de los países de mayoría religiosa islámica). En todo caso, no solo se aprecia que los bares constituyen el cemento de lo social, sino que son el espacio básico de desarrollo de la «vita activa». Del bar se llega al foro; la Guerra contra los franceses comenzó en casas de citas y vinos, así como Hitler comenzó predicando en los bares. Tan solo los monoteístas obviaron esto, y aún así tuvieron que ceder y ofrecer vino en las Iglesias.
Pues bien, recordemos la frase con la que arrancábamos nuestro escrito: “Castizo deriva de casta, así como casta del adjetivo casto, puro.” Cada Pueblo tiene los bares que se merece en función de su tradición, sus marcas de cerveza (que son una fuente ilimitada de nacionalismo), sus platillos o su decoración. Y España ha sabido destacar tanto en este ámbito que ha llegado a ser campeona mundial, puesto que es el país con más bares por habitante. No obstante, esta parte importante de lo que ha venido siendo la Marca España, acaso su parte más amable, puesto que el resto se encuentra en entredicho. Es bien sabido que el buque insignia de esta Felicísima Armada es el Bar Manolo, protegido en sus flancos por Casa Paco y Casa Pepe, y seguido de otros muchos bares y mesones, tascas y tabernas, parroquianos y meseros, camareros y cocineros. La pregunta que hemos de hacernos es, por tanto, hasta qué punto la unidad de España, o su existencia misma, depende de tales instituciones, y si estas se encuentran en proceso de decadencia. A lo primero debemos responder, en un auténtico ejercicio de introspección cultural, que España depende casi por completo de Manolo y su Bar. Es más, en España, la pureza de una región se mide en «Bares Manolo» per cápita. Lo otro respecto al Bar Manolo es «dar vueltas buscando un Bar decente», eso o acabar en un mal Bar, un Bar caro de carta. Y es este un ritual cada vez más frecuente, especialmente en aquellos lugares irremediablemente perdidos por culpa de la gentrificación, esto es, por culpa de la injerencia extranjera, el turista: nuevo bárbaro, que viene a hacer del Bar Manolo un simulacro y a la civitas la transforma en una postal de sí misma. Pero no solo está el bárbaro exterior. La civilización hispánica está acosada también por el quintacolumnista, el enemigo interior, aquel que reniega de la croqueta propia y se deja seducir ora por el shushi, ora por el poke, ora por lo que haga falta. Luego dirá, por cierto, que nada español hay digno de ser comido fuera, que la comida española es “aburrida”, y más tarde resucitarán al enciclopedista de cuyo nombre no queremos acordarnos, para que repita con sorna su tan cacareada como injusta frase: «¿Qué ha hecho España por Europa, sin contar con la paella?».
Estamos ante una perspectiva, por tanto, aterradora, comparable tan solo con el colapso medioambiental y el shock malthusiano al que nos vemos abocados ante la estrechez de los recursos biofísicos. De seguir así, todo lo bueno y rico de esta buena tierra desaparecerá, y con ello nuestras obras, en una imprevista Damnatio Memoriae que hará de España una mera nota a pie de página en algún empolvado libro de Historia de la Unión Europea. Dios no lo quiera, imagínese el lector con cientos y muchos años sentado en su mesa camilla. Cada cinco minutos se tiene que tragar una pastillita, la «pastillita viva cinco minutos más», y todo su cuerpo es acero, cable y pellejo enchufado a una máquina de la marca Huawei. La organización política es tan eficiente que los viejos, los viejos como lo será usted, emiten votos cada cinco minutos mediante ondas cerebrales conectadas por 42G para revalidar la legislatura en lo que es una auténtica democracia en tiempo real. Está usted viendo un programa, un programa que ha hecho una I.A. que sabe exactamente lo que quiere gracias al nuevo software de Machine Learning, a la Big Data y al oportuno hecho de que esta I.A. lleva estudiándole desde que era un tierno adolescente. Usted, que acaba de curarse del Alzheimer y adquirir un nuevo esfínter, en un nuevo 2x1 del Mercadona, baja a la Casa del Jubilado, hojea el dominical y lee:
CRÓNICAS
10/12/2093
El expresidente del gobierno y filósofo leibniziano Mariano Rajoy sigue lento pero inexorable con su titánica labor de axiomatización del Alma, Dios y el Mundo. Esta vez ha sido en la 'Convención sobre el Pacto por el crecimiento y el empleo', su último axioma: "Por las carreteras tienen que ir coches y de los aeropuertos tienen que salir aviones". Con estas verdades ha demostrado por reducción al absurdo que “Alemania es Alemania”, proposición que era necesaria para dar por finalizada su Geografía sistemática. Con ello, la Mathesis Universalis asegura haber completo un 84% del S.Y.S.T.E.M., que permitirá recrear la totalidad de lo real para aquellos que busquen redención ante la maldición de la carne.
11/12/2093
Última hora, el último Bar Manolo ha cerrado. El bar lo regentaba el ciudadano español Huáng Yáng, que desde 2019 ha defendido a capa y espada una carta donde las croquetas, los callos, los torreznos, la oreja de cerdo o las patatas bravas, aparte de sus económicos desayunos de churros y porras con chocolate, han sido los protagonistas indiscutibles. Tristemente, esta mañana se ha encontrado su cuerpo sin vida. Todo apunta a un suicidio, previo a una depresión a todas luces causada por las deudas que acosaban a Yáng.
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Para evitar un futuro así estuvimos tomando muestras representativas de los Bares Manolos más insignes, generando con ayuda de la I.A. un Bar Manolo y un Manolo platónico, ideal, la mediana pura: la esencia de España. Así, y al igual que en algún lado de Noruega hay un búnquer con las semillas de todas las plantas del Planeta Tierra, queríamos hacer llegar a los futuros españoles el A.D.N de nuestra nación, para que esta no desaparezca con la muerte del último Manolo. Sin embargo, la I.A. colapsó y no supo dar con la manoloeidad demostrando así que el platonismo es una patraña y que Ockham tenía razón. En consecuencia, solo queda una vía para la salvación: la expansión. Primer objetivo: Portugal.
Al igual que comenzamos el escrito con las primeras palabras del Unamuno literato, terminamos y concluimos con lo que fue su último suspiro, su última frase antes fallecer:
¡¡¡ESPAÑA NO PUEDE PERDERSE!!!