El 3 de abril de 1993, esta mujer de cuarenta y nueve años de origen yugoslavo, protagonizó uno de los casos más polémicos y perturbadores de los últimos años, al conservar aferrados a su rostro los brazos amputados de su agresor y exmarido Kosmos Karaguannis después de una brutal pelea en la estación central de Zagreb, Croacia.
Todo sucedió alrededor de las once de la noche, hora en la que solía volver Petra cada día desde su puesto de trabajo en la carniceria čovjekovo meso del centro. Cuando a la altura de la estacion central se encontró con Kosmos. Por lo visto empezaron a discutir por un dinero que el le reclamaba a Petra, pero la discusión acabó derivando en una violenta pelea. Kosmos le solto un puñetazo en la cara a Petra y esta escapó corriendo con la intención de cruzar las vías. Pero justo antes de hacerlo, él la volvió a alcanzar. Petra sacó una navaja del bolso y se lo clavó en el estómago. Kosmos entro en cólera y con toda la rabia del mundo hundió sus pulgares en sus cuencas. De lo que ninguno de los dos se había percatado aún, era que a pocos metros llegaba a toda velocidad un tren de carga sin parada en la estación. Con el mismo zarandeo de la pelea Petra quedó fuera de las vías, pero Kosmos no tuvo tanta suerte y fue arrollado por el tren, seccionando así sus brazos a la altura de las muñecas, dejando las manos aferradas a la cara de Petra. Unos operarios de la zona la encontraron a los pocos minutos tumbada y gritando el nombre del ahora su difunto ex marido. De camino al hospital y todavía seminconsciente, Petra pidió que por favor sobretodo no le quitaran las manos de su ex marido de donde allí estaban incrustadas. El equipo médico cuenta que una vez en el hospital y después de una reunión de urgencia, decidieron no quitárselas pues tampoco podían salvarle los ojos, y una vez despierta y dentro de sus cabales intentarían convencerla de lo contrario, por los múltiples riesgos que aquello comportaba. Después de 48 horas, en las que los médicos se vieron obligados a hacerle las curas manteniendo los dos brazos amputados y traumatizándose por ello, y una vez pasado el Shock inicial, Petra reiteró la idea de conservar los brazos de Kosmos aunque le costará la vida.
Muchas reuniones después entre médicos especializados, abogados, algún que otro político, sin olvidar el enorme revuelo que tuvo en los medios, lo que acabo generando ideas contrarias entre la población, y gracias a los vacíos legales que existían sobre el tema, Petra consiguió quedárselas. Gracias a un novedoso tratamiento que sus simpatizantes habían conseguido costear y que consistía en unir de forma definitiva los pulgares a los tejidos que rodeaban sus cuencas y a una modificación de los brazos para frenar la descomposición de los mismos, Petra lleva 30 años viviendo de esta manera y sin arrepentirse en ningún momento de la decisión. A día de hoy goza de una vida normal con sus contras como cualquier otro invidente, y como más tarde explicaría ella misma en los medios.
“ Jamás me podré perdonar lo que le pasó a Kosmos. Yo le quería, y por culpa de una simple discusión de pareja lo perdí. Por eso me quise quedar con una parte de él. Mi castigo fue su último acto de amor pasional, y ahora siempre vamos a estar juntos.”
Este articulo es parte de The Posttraumatic VOL.5 "Más de lo mismo".
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